jueves, 25 de abril de 2013

Semifinales UEFA Champions League: La improbabilidad del sueño de Platini


Esta será una semana negra, que se recordara durante mucho tiempo, para la liga y federación de fútbol española. La esperanza de que se diera el “Clásico” español en finales de la Champions League ha sido el sueño de gran cantidad de fanáticos alrededor del mundo, lo que lo convierte también en el deseo de todos los medios de comunicación especializado y no especializado en fútbol  y por ende lo convirtió en el deseo expreso de los altos mandos de la UEFA (y no solo por el gusto futbolístico, sino por el económico).

El azar (?), daba las esperanzas de que se cumpliera este deseo, debido a que los emparejamientos dejaban en llaves diferentes al Real Madrid y al Barcelona. Solo hacía falta un paso y era eliminar a los estorbosos equipos que en esta edición, se habían colado a semifinales. Todo estaba servido. Pero se olvidaron de un detalle. Los equipos que se habían colado eran dos equipos alemanes.

Por supuesto que todos esperaban que estas semifinales no fueran cantar y coser. Después de todo, esta competición aún tiene un prestigio que no puede ser manchado fácilmente. Y si alguien llega a semifinales es porque es un equipo a tomar en cuenta. Pero los planes eran simples: sudar un poco, mas imponer hegemonía de los que están mandatos y guiados a hacerlos. Es lo que se esperaba de los que “deben” ser los candidatos perennes a ganar la Champions y a enfrentarse cuantas veces sea necesario en una temporada, pues son clubes mediáticos.

Pero si existe un dios del futbol, está claro algo: no le gusta las leyendas forzadas. Es como si este ser, pudiera percibir las verdaderas razones que insisten y aúnan en la añoranza de que el clásico se dé más veces de las que estipula la competencia española. Y parece que no le gusta la idea.

Por segundo año consecutivo y ante la vista atónita de millones de seguidores, pareciese que los dos equipos más grandes de España, simplemente no pueden traspasar el filtro que supone una semifinal de la UCL. El año pasado dos “polizontes” llegaron a una final que estaba destinada a ser la final del Clásico, y este año parece ser igual.

Por supuesto, puede ser que me esté adelantando a los hechos. Pero tras los escandalosos resultados me veo motivado a hacerlo. El año pasado, no me hubiera atrevido a dar por muerta la esperanza de ver un “Clasico” en la final de la Champions, debido a que hubo una diferencia de ventaja muy, pero muy cerrada y las clasificaciones, eran una moneda al aire. Coincidentemente en esa ocasión, los “polizontes” también se llevaron ventaja al partido de vuelta, que repito, era mínima.

Sin embargo este año, la ventaja que llevan los “polizontes”, es simplemente demasiado grande como para no pensar en la improbabilidad del sueño de Platini.

Porque, como analizamos en Semifinales UEFAChampions League: La pesadilla española en Alemania, la ventaja no es solamente en el marcador. Como se consiguieron estos marcadores es la más aplastante prueba que desecha cualquier esperanza de “Clasico” en la final. Por el contrario, un nuevo “Clasico Aleman” podría estarse forjando a la vista de todos nosotros.

Esta es una semifinal, que no solo pone de relieve una rivalidad creada desde aquella mítica EURO 2008, entre una vieja potencia conocida (Alemania) y una ascendente nueva potencia (España), sino que también pone en confrontación dos formas distintas de hacer futbol y de entenderlo.

Por un lado está la España exitosa, que logro hacer de su liga “La liga de las estrellas”, desde aquel legendario grupo de Galácticos que cada vez se le hizo más difícil conformar a un siempre voraz Real Madrid. Esta España, cuyos equipos más fuertes, han enfatizado el rol de una sola “súper estrella” sobre la cual debe gravitar el equipo (ya sea que deba comprarse o que deba formarse en su cantera), y donde el esquema de equipo con que se jugase era secundario. Siendo justos, esto cambio un poco con la hegemonía del Barcelona y sus políticas, sin embargo, no dejaban de enfatizar que los grandes equipos siempre debían depender de una súper estrella.

Por el otro lado, esta una renovada Alemania, cuyos grandes logros son ahora recuerdos y que basa sus fuerzas y esperanzas en las “canteras” que produzcan talentos jóvenes. Esta Alemania, donde sus equipos no tienen grandes estrellas, especialmente por sus políticas de contratación, la cual dicta que no se gasta lo que no se tiene, y si quieres tener, pues debes crearlo de la nada a punta de esfuerzo, inteligencia, buen ojo y paciencia. Esto obligo a los equipos alemanes a entender que, a falta de grandes estrellas, el equipo y el esquema con el cual juegue era más importante. Jugadores más modestos, menos mediáticos, pero muy talentosos y con capacidad de anteponer la necesidad del equipo antes que su brillo propio, es lo que hay en tierras teutonas.

En resumen, estas semifinales propusieron un enfrentamiento, entre la idea de juego basada en las súper estrellas y la idea de juego basada en el trabajo en conjunto. Y hasta ahora, parece que esta última idea toma ventaja. Parece que el fútbol mundial tendrá pronto que recordar una noción básica: En el campo hay 11 hombres y los 11 deben de jugar, idealmente, al unísono.

Como sea, puede ser que alguno de los dos equipos españoles logre una remontada que sería histórica, pues ningún equipo ha logrado remontar una desventaja de 4 goles, que es el caso del FC Barcelona y solo una vez se logró remontar una desventaja de tres goles, que es el caso de Real Madrid CF, pero es muy difícil pensar que lo hagan ambos. En realidad, por lo desplegado esta semana, lo más probable es que se dé una “Bundesfinale” de Champions, que una final entre un equipo alemán y un equipo español y la idea de un “Clasico” es como mínimo improbable, por no decir imposible.

Conclusión:

Al final, parece que Platini y los altos mandos de la UEFA, tendrán que esperar otro año más para poder tener la oportunidad de ver el “Clásico” español en una final de Champions. FC Bayern München y BV Borussia Dortmund serán los que tomen los boletos a Wembley.

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